121 años respaldan a uno de los grupos más imponentes a nivel empresarial en Guatemala y en la región. Experto en la producción de materiales de construcción y reconocido por su marca líder cementos progreso, destaca por mantenerse fiel a los valores y la visión de su fundador, quien en 1899 creó la tercera fábrica de cemento en América Latina, hoy la única y de avanzada.
Los inicios de la empresa se remontan a una época en Guatemala donde el cemento era un producto poco conocido y aún menos utilizado para la construcción. No obstante, Carlos F. Novella decidió romper paradigmas y emprender. Así, sentó las bases de lo que se convirtió en una corporación exitosa, que en la actualidad aún vive con pasión sus valores y legado.
“Como toda gran historia empresarial, don Carlos tuvo muchos problemas y no lograba que su negocio prosperara hasta que una serie de terremotos, acontecidos en 1917 y 1918, destruyen la ciudad de Guatemala, dejan expuestas las construcciones –hechas principalmente de adobe– y causan la muerte a miles de guatemaltecos. A partir de esos lamentables eventos fortuitos, la gente reconoce la calidad constructiva del concreto y del cemento”, recuerda José Raúl González, CEO de Progreso.
El visionario guatemalteco también revolucionó en su época por incorporar integralmente en su estrategia de negocio el componente social, a través de la garantía de condiciones laborales óptimas para los colaboradores y sus familias. En aquel entonces no era algo que se diera por sentado y hoy continúa más que vigente, como uno de los componentes más importantes del ADN de la organización.
“Por supuesto que somos una empresa eficiente, rentable y exitosa en términos de utilidades, pero lo que ha hecho posible su sostenibilidad es el resultado de todo lo que hacemos por nuestros clientes, las comunidades y los trabajadores, mediante los productos de calidad que vendemos, la solidaridad que nos caracteriza y el cuidado de mantener un ambiente de trabajo adecuado. Eso nos da la licencia social para operar, al amparo de la ciudadanía corporativa que nos enorgullecemos de ejercer. Por eso esta empresa se ha vuelto una institución a nivel regional”, asegura González.
Productos que se distinguen
En el mercado guatemalteco existen cerca de 14 marcas de cemento. Dentro de ese portafolio destacan como los favoritos los productos de Progreso, gracias a la gente detrás de su fabricación, llamada a vivir los valores que rigen al grupo, dentro y fuera de la organización. Son cuatro y están debidamente plasmados en un Código de Valores, Ética y Conducta y una Agenda de Liderazgo: liderazgo genuino, comportamiento ético, solidaridad y compromiso con la sostenibilidad de la empresa.
“A partir de esos grandes principios construimos un ecosistema basado en servicio, calidad y compromiso con el resultado, así como en la búsqueda del bienestar de nuestros colaboradores, su desarrollo profesional y personal y el reconocimiento de aquellas actitudes y logros que nos apoyen a todos a alcanzar nuestros resultados”, destaca González.
Siempre un paso más allá
El espíritu innovador de don Carlos Novella ha quedado im- preso en el ADN de la compañía, invitando a cada uno de sus miembros a estar con la punta de lanza de la tecnología para poder ofrecer a sus clientes el mejor producto y la mejor calidad posible.
“Cuando se inventaron los molinos verticales, Guatemala recibió el primero del continente americano en la fábrica San Miguel, en Sanarate. Después, cuando decidimos ampliar operaciones y colocar la planta San Gabriel en San Juan Sacatepéquez, le pedimos al líder mundial en la fabricación de equipos de cemento que nos instalara una fábrica que operara con estándares europeos de calidad y medioambientales, de consumo térmico y eléctrico”, destaca el ejecutivo. Asimismo, la organización posee una unidad llamada Progreso X, encargada de acelerar los proyectos de innovación que se generan, con la finalidad de llevarlos a su máximo potencial. También posee un programa de reconocimiento, Granito de Oro, que premia proyectos de innovación y el desarrollo de nuevos productos, algunos de los cuales ya comercializan.
Metas posibles
A los ojos del CEO de Progreso, uno de los logros más importantes del grupo fue precisamente la finalización de la ya citada Planta San Gabriel, inaugurada después de 12 años, con una inversión cercana a los US$1.300 millones.
“A esta generación de colaboradores de Progreso nos tocó el gran reto de asumir el compromiso frente a la familia y nuestra Junta Directiva para hacer la inversión de capital más grande en la historia del sector privado de Guatemala. Para nosotros, la familia y el país son un proyecto estratégico porque el cemento y el concreto son materiales que definen qué tan eficaz y qué tan eficiente va a ser una nación en el futuro, ya que sin infraestructura no es viable competir con el resto del mundo”, puntualiza.
De la mano de la construcción de la planta, la compañía ha desarrollado una relación genuina con las comunidades cercanas, a través de programas de desarrollo, educación, salud y nutrición, entre otros, aspecto que la caracteriza en cada territorio donde tiene operaciones.
“La instalación de una fábrica del siglo XXI en San Juan Sacatepéquez no podía operar si las poblaciones alrededor nuestro se encontraban en condiciones del Siglo XVI- II. Por eso, lo primero que hicimos fue evaluar cómo podíamos elevar el nivel de nutrición, capacitación y dignidad de las personas indígenas que vivían en la zona”, asegura González.
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