Las empresas necesitamos adaptarnos a las nuevas exigencias del mercado laboral. Pero además, debemos diseñar un rumbo que contribuya a la generación de nuevas prácticas sostenibles. Al final del día todos habitamos este planeta y compartimos la responsabilidad de construir un mundo cada vez mejor.
En los planes y estrategias organizacionales, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), con foco en la sostenibilidad, ya ocupa un lugar fundamental.
Este año 2022, hemos presentado ‘Cementando el futuro’. Un informe que recoge los resultados de nuestros logros y desafíos de este año, pero que son pasos hacia adelante en nuestra Estrategia de Sostenibilidad 2015-2025, la cual trabaja 4 pilares: ser el empleador preferido, el proveedor favorito, un líder ambiental y un ciudadano responsable. Así medimos nuestro impacto continuamente sin perder de vista hacia dónde nos dirigimos, y mantenemos vivo el compromiso con la transparencia al contar con la información necesaria para la rendición de cuentas ante todos nuestros grupos de interés.
De entre todas las cosas que hacemos para avanzar en esta estrategia, hay una de la que me siento especialmente orgulloso: la formación en sostenibilidad de todos los profesionales de Progreso.
Sin duda, las personas son la esencia de nuestra actividad, nuestros compromiso por construir un mundo mejor es con ellos y, además, son las personas las que hacen posible todos los logros que alcanzamos. Teniendo esto en cuenta, ¿qué mejor forma de ‘Cementar’ el futuro, que ‘cementar’ las bases y principios de la sostenibilidad en toda nuestra cadena de valor?
La formación en sostenibilidad es una iniciativa ganar-ganar. A título personal, nos ayuda a todos a estar preparados para afrontar el futuro del planeta y de la sociedad y ver cómo podemos aportar desde nuestras actividades del día a día y adoptar nuevas y buenas prácticas. Por otra parte, desde el punto de vista de Progreso no podía ser de otra manera. Para la empresa es fundamental que todos los empleados estén alineados en esta materia, que está en el ADN corporativo y forma parte de nuestro propósito.
A continuación les comparto 3 aprendizajes que he sacado en estas experiencias:
1 | La educación tiene un poder inmensurable y transformador en la vida de las personas. Capacitar a las personas nos ayuda a abrir la mente y estar dispuestos a seguir mejorando.
2 | Nunca es un gasto, siempre es una inversión. Invirtamos recursos, tiempo y ganas en transmitir las ideas y valores que son importantes en la vida. Sin duda, eso termina impactando en lo que hacemos y, sobre todo, en cómo lo hacemos.
3 | Siempre debemos inspirar e invitar a nuestros colaboradores a construir un mejor país para convertirlos en agentes de cambio. Por otra parte, cuando empoderas al equipo, los cambios empiezan a suceder solos y todos reman en la misma dirección.
En mi día a día en Progreso soy testigo de estos tres elementos y las grandes contribuciones que generan. Nuestro más reciente ejemplo es el Reporte Anual de Sostenibilidad 2021 “Cementando el Futuro”, el tercero que hemos publicado hasta ahora, y que plasma unos indicadores sumamente positivos que no hubiéramos alcanzado si todos no hubiéramos estamos formados para ello.