Hoy en día las empresas no buscan solo ser rentables, competitivas y posicionadas, sino que apuntan a una meta más grande y ambiciosa: expandirse internacionalmente.
Antes, la palabra “frontera” hacía referencia al concepto de “límite” en muchos sentidos: límite de movimiento, límite para operar, límite para vender, etc. Si algo estaba fuera de nuestras fronteras, muchas veces lo dábamos por imposible.
En la actualidad, el mundo ha evolucionado tanto en lo social, comercial y económicamente, que las fronteras han perdido esta connotación negativa y limitante. La internacionalización de compañías es cada vez más habitual, habiéndose convertido en un paso más para ganar en ventaja competitiva.
Este crecimiento entre países lo vemos en muchas empresas de la región, que antes de dar el paso a mercados más grandes y lejanos, se lanzan para crecer en los países más cercanos. Son las que llamamos “multilatinas”, compañías como Progreso. Esta estrategia de crecimiento ayuda a disminuir factores de riesgo y diferencias culturales; y puede ayudar a tener mayores tasas de retorno y un aumento en las ventas, la productividad y el valor de mercado.
A continuación te comparto las que, desde mi experiencia, creo que han sido las 5 ventajas clave que nos ha traído la internacionalización a Progreso:
1 | Tener un proyecto empresarial que genera un mayor impacto a muchos niveles. El alcance que tienen las acciones y proyectos que realizamos, entra en otro tablero de juego dónde la innovación debe ser mayor para seguir compitiendo, la resiliencia se lleva a su máximo exponente para continuar creciendo, y el impacto social puede tener un mayor alcance y dejar un legado a largo plazo.
2 | Un proyecto más atractivo para captar talento. Una empresa internacionalizada resulta mucho más sexy a ojos del talento mejor cualificado, creativo e innovador, ya que los desafíos que enfrentamos, las oportunidades de crecimiento y los retos a los que planteamos solución, crecen proporcionalmente a nuestro propio crecimiento.
3 | Mayor resistencia en tiempos de crisis. La internacionalización posibilita a las empresas tener una mejor y mayor resistencia ante crisis en múltiples dimensiones. ¿Cómo se da esto? A través de la diversificación de riesgo, ya que sus actividades no se van a ver obstaculizadas o limitadas por hechos que suceden en un territorio específico, por el contrario, van a tener más herramientas para afrontar de manera correcta escenarios como crisis sociales, económicas, etc.
4 | Aprendizaje continuo. Concentrar la actividad de la empresa solo en su país de origen puede generar una sensación de control y de un “know how” casi perfecto del mercado, al dominar todo lo concerniente a su negocio, gracias a su trayectoria. Sin embargo, internacionalizarse es una oportunidad para volver a aprender. Al llegar a un nuevo mercado, la empresa se encuentra con nuevos clientes, nuevas necesidades, realidades culturales diferentes, modelos de negociación, y un sinfín de realidades que ya no se enfrentan de la misma manera. Esto implica desaprender lo ya conocido, y emprender un camino para descubrir nuevas formas de hacer las cosas para avanzar hacia donde estamos apuntando.
5 | Nuevas oportunidades de negocio. Ante la saturación de empresas en territorios locales, muchas compañías diversifican su oferta para hallar nuevos mercados y clientes. De esta manera, dejan de depender de una sola categoría, manteniéndose como organizaciones competitivas y relevantes en el mercado. Alineado a esto, se abren puertas para nuevos inversores, generando alianzas estratégicas y valiosas para ambas partes.
Sin duda, crecer en nuevos mercados es una estrategia retadora pero divertida, que nos lleva a todos a nuestro nivel de incompetencia y nos hace volver a aprender lo que pensábamos que ya sabíamos. Una forma de hacerlo en un entorno menos riesgoso, es comenzar en países de la región, más conocidos, cercanos y similares culturalmente, pero sin duda, es un camino que vale mucho la pena y ánimo a aquellos que lo estén pensando a seguir adelante.
