El tiempo pasa cada vez más rápido. Lo siento porque soy testigo de lo rápido que han crecido mis cuatro maravillosos hijos. El apasionante camino que hemos recorrido, verlos desarrollarse, madurar, ir, venir, aventurarse, equivocarse y aprender; no puedo definirlo con palabras.
Al acompañarlos me doy cuenta de que todos son aguerridos, inteligentes, curiosos, creativos y capaces. Por supuesto, cada uno con sus particularidades y características, pero encuentro en todos ellos una cualidad que veo también en la juventud en general de hoy y que admiro mucho: ganas de ser mejor.
Esto lo veo todos los días con mis hijos, pero también en mi trabajo en Progreso y en la Universidad Francisco Marroquín donde doy clases desde hace 35 años. Los jóvenes con quienes comparto, me han llevado a vivir su evolución y es a partir de ella que quiero compartir estas ideas.
En todos esos espacios siento la enorme ilusión que tienen los jóvenes por ser mejores. Pero también me he dado cuenta de que no están seguros de la forma como lo lograrán. La incertidumbre les puede causar frustración y un abandono prematuro de sus ilusiones. Peor aún, las malas compañías y las peores influencias los pueden descarrilar de un futuro prometedor.
Por eso, conmemorando el Día Mundial de las Habilidades de la Juventud (15 de julio), me pongo de su lado y les comparto tres aspectos esenciales que desde el hogar, sector público, privado y academia, podemos abordar para que nuestros jóvenes sean agentes y catalizadores del cambio.
1. Invirtamos en educación con valores:
El tema del Día Mundial de las Habilidades de la Juventud 2023 es «Formar a los docentes, formadores y a la juventud para un futuro transformador». Me gusta más que se haya usado la palabra “formar” porque educar no es suficiente. La juventud puede ser muy “educada” pero si no tiene valores nunca dará fruto.
Es por esto que una de las labores más lindas en @Progreso es el apoyo que damos a la Fundación Carlos F. Novella para la operación del Colegio Enrique Novella Alvarado. Lo mejor que me pudo haber pasado esta semana es enterarme que dicho colegio no sólo forma en valores a más de 500 jóvenes sino que ha sido calificado como el número uno por las autoridades de educación de Guatemala.
Una juventud formada dará los frutos para una mejor sociedad. Invirtamos más en “formación” que en una simple “educación”.
2. La confianza también se refleja en la generación de empleos:
El sector privado es un aliado vital para impulsar la inserción laboral formal de las nuevas generaciones. Contar con iniciativas, programas y alianzas estratégicas que promuevan el desarrollo de competencias pertinentes y certificadas, a la vez de oportunidades que reduzcan las barreras de acceso al mercado laboral, es fundamental para empoderar a la juventud. Esto, de manera sencilla, se traduce en ofrecer oportunidades para pasar de la teoría a la práctica.
Me alegra saber que en Progreso, el 23% de colaboradores son jóvenes. Esto quiere decir que ellos asumen cada vez más retos y responsabilidades. También refleja la importancia que le damos a la participación de la juventud que se gana sus espacios en base a su meritocracia.
Seamos mentores de esos jóvenes profesionales para garantizar un desarrollo económico para todos.
3. Generar diálogo para que el mundo que diseñemos también responda a sus inquietudes:
Generar espacios para escuchar a los más jóvenes, responder a sus necesidades y tener en cuenta sus intereses en asuntos económicos, sociales y ambientales es fundamental para llevar al máximo su potencial.
Es por ello que acabo de iniciar una serie de reuniones con grupos representativos de esta generación de jóvenes en Progreso para conocerlos mejor y facilitarles las oportunidades para que puedan desarrollarse plenamente en nuestra organización.
Escuchar con humildad y amor a nuestros jóvenes nos hará mejores personas y mentores más efectivos de las nuevas generaciones.
Finalmente, es oportuno aquel refrán de que “se puede llevar el caballo al río pero no se le puede obligar a beber agua”. Los jóvenes también deben entender que principal responsable de su futuro son ellos mismos. En algunos sentidos la tienen “más fácil”; pero en otros “mas difícil”.
Es importante que entiendan que la libertad a la que aspiran viene con una contraparte de responsabilidad. Si ellos están dispuestos a enfrentar su futuro con disciplina, valor y responsabilidad, los “viejos” tenemos un mundo lleno de oportunidades para ellos.
Acojamos pues a los jóvenes. Seamos sus mentores, fuentes de inspiración y de buen ejemplo. No hay otro trabajo más apasionante que que nos garantice crear un mejor futuro y un mejor legado.