Despedir para recibir: ¡gracias 2023!

Diciembre es un mes especial porque representa un final; un momento de reflexión del año que pasa y un momento de reflexión para plantearnos los objetivos del año que está por iniciar.

Sin duda, la reflexión más importante debe ser sobre lo que celebramos en este mes: el nacimiento del Niño Dios que se hace hombre por amor a nosotros y para redimirnos de nuestros pecados. Una reflexión que debe acompañarnos en familia en esta época de Adviento. No debemos permitir que lo “comercial” nos distraiga del verdadero significado espiritual del mes.

Se siente que este mes viene con muchas emociones: nostalgia, felicidad, gratitud, entusiasmo y agradecimiento. La vida pasa tan rápido que es bueno hacer un alto en el camino y recordar los buenos y malos momentos vividos, dar gracias por cada uno de ellos y replantear nuestros objetivos haciendo nuevos propósitos.

En lo personal, cada año que pasa siento que me hace más resiliente, más agradecido, más consciente. Especialmente consciente de que las responsabilidades aumentan, de que tengo muchos aspectos que mejorar; que aún tengo camino por recorrer y algunos problemas cada vez más complejos que resolver.

El otro día una amiga me preguntaba ¿cómo lo haces? ¿Cómo puedes lidiar con tantas responsabilidades cada vez más importantes? Mi respuesta salió del corazón y es el mejor consejo que les puedo dar: cada mañana beso a mi esposa, doy gracias a Dios y le pido que el Espíritu Santo me ilumine en las decisiones que tomaré ese día. Pido prudencia para mitigar los riesgos y valor para tomar la decisión que yo crea más conveniente. En una palabra: pido sabiduría; y lo seguiré haciendo cada día del 2024.

Siendo este un momento de reflexión, les he compartido 12 propósitos, uno por cada mes del 2024 que vendrá.

1. Seamos instrumentos de paz. Trabajemos por tender puentes de entendimiento y no de discordia. Hablemonos. Entendámonos. Escuchemonos.

2. Tengamos el valor de cultivar los valores familiares. El mundo se encuentra en problemas por una espiral de pérdida de valores. Salvemos al mundo comenzando con nuestra familia y extendamos, con nuestro ejemplo, ese proceso a nuestros amigos y a toda la sociedad.

3. Tengamos fe. Fe en Dios y pidamos su ayuda; pero especialmente fe en nosotros mismos. Démonos la posibilidad de creer que podemos conseguir nuestros objetivos en tanto estos sean congruentes con nuestros valores. Invirtamos tiempo y esfuerzo en ser cada día mejores. No dejemos que los mercaderes del pesimismo y del conflicto nos roben la fe cayendo

4. Ayudemos al prójimo siempre que se pueda. Extendamos una mano a quienes más lo necesitan, no por esperar algo a cambio, sino por nuestra vocación de servicio.

5. Muchos pueden señalar, pero pocos solucionar. Seamos del segundo grupo de personas.

6. Los grandes resultados se alcanzan con trabajo en equipo. Juntos siempre llegaremos más lejos.

7. La unión es lo único que nos va a llevar a ser una sociedad que prospere. Estoy seguro que, haciéndolo, nos daremos cuenta que nuestras diferencias pueden ceder ante nuestros prejuicios y encontraremos fórmulas para cooperar en solucionar nuestros graves problemas.

8. Siempre va a haber problemas, pero para cada uno de ellos, también habrá una solución.

9. Las grandes ideas toman tiempo, pero hay que ser perseverantes.

10. Seamos agradecidos. Agradezcamos por la bendición de poder vivir cada día; la vida se nos puede pasar en un segundo.

11. Siempre podemos aprender de cualquier situación o persona, solo tenemos que estar atentos a ello.

12. Disfrutemos de las pequeñas cosas; ésas son las más grandes.

Así que eso será lo que pediré en esta Navidad y los propósitos para el año nuevo.

A todos ustedes deseo que Dios nos ilumine, que ilumine a mi Familia Progreso en las decisiones que tomemos y que también ilumine a todos aquellos en posiciones de responsabilidad económica, política y social para que el 2024 sea un mejor año. Uno en el que nuestras decisiones contribuyan a que haya más justicia, más prosperidad y más solidaridad.

Soy un soñador con los pies en la tierra. No hay que temer a soñar en grande siempre que trabajemos en las cosas pequeñas para hacerlas realidad. Con esa actitud me despido el 2023 y le doy la bienvenida al 2024.

¡Feliz Navidad y que el Niño Dios traiga bendiciones a todos!

Afectuosamente,

José Raúl González

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