Los retos provocados por la pandemia de los últimos dos años (2021-2022) obligaron a las organizaciones a tomar medidas extraordinarias en tiempo récord, evidenciando de forma clara que en la mentalidad de los líderes de hoy debe dominar la capacidad de adaptarse a un nuevo entorno.
En esta nueva realidad, cosas que antes no eran tan habituales (como gestionar un equipo a distancia), se han convertido en casi la única y mejor opción, y la tecnología será la piedra angular que facilitará la supervivencia en este mundo. Además, observamos en los jóvenes la aparición de nuevas habilidades y cualidades que son necesarias para afrontar un entorno cada vez más volátil, con empatía y resiliencia.
Por ello, ahora más que nunca es el momento indicado para replantear estrategias y formas de convivencia laboral, teniendo en cuenta las siguientes claves:
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Los entornos híbridos: ni en la oficina ni en casa, sino en ambos
Ya sea trabajando desde la oficina, teletrabajando o con un modelo híbrido, no se puede negar el hecho de que las empresas deben ofrecer ahora más flexibilidad a los empleados. Y la flexibilidad no solo tiene que ver con cuándo o dónde trabajan, sino también el tipo de trabajo que deben realizar tanto en su lugar de trabajo como en casa.
Según el informe Global Culture 2022 del OC Tanner Institute, las tareas que son colaborativas o que requieren mucha comunicación y conexión se realizan mejor desde la oficina, mientras que las tareas que implican pensamiento creativo o concentración pueden realizarse mejor desde casa.
Sin duda, el trabajo híbrido no va a desaparecer, así que es necesario preparar y garantizar una infraestructura de TI y seguridad de calidad, con el objetivo de establecer una comunicación cercana y frecuente, aunque sea a distancia, aceptando las aportaciones de los empleados y estableciendo expectativas claras, para tener un equipo de trabajo más feliz, productivo y comprometido.
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El fenómeno de ‘la gran renuncia’
En el entorno post-pandemia, las nuevas exigencias de los profesionales, que demandan un entorno laboral mucho más flexible y responsable con el empleado, y ya en el último año venimos viviendo una fuga de talento de las compañías con un cambio de mentalidad a ‘el trabajo no lo es todo y tu no eres tu trabajo’.
Según el Índice de Tendencias de Empleo de Microsoft WorkLab, el 41% de la población activa mundial se plantea actualmente cambiar de trabajo por factores como la búsqueda de mejores condiciones laborales y nuevas oportunidades “más flexibles”, dada la recuperación económica tras las restricciones. Esto ha provocado que los planes de retención de talento de las empresas se hayan visto afectados y que cada vez más talento sea menos renuente a cambiar de trabajo.
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No perder la humanidad en el liderazgo
Un gran liderazgo requiere una perfecta combinación de habilidades intangibles y emocionales para generar un mayor compromiso, entorno laboral saludable y rendimiento de los compañeros de trabajo. Esto se ha hecho mucho más relevante durante la pandemia y en los nuevos modelos de trabajo actuales, ya que la distancia genera dificultad en el mantenimiento de la ilusión, el sentido de pertenencia y la pasión en el trabajo.
En este sentido, sin duda, la confianza, la creación de una comunicación eficaz y el espíritu solidario en la organización son factores clave para que los líderes sean motivo de inspiración y motivación para su equipo y se deben buscar maneras originales de lograrlo.
Como he dicho en varias ocasiones, «los éxitos nunca son solo míos, sino que todo el equipo. Sin ellos, esto no sería posible», así que tomemos este nuevo contexto como una oportunidad para seguir mejorando, reconectar y ser más competitivos en la captación y retención del talento a través de nuevos modelos de liderazgo.