¿Cuál es el sentido de la vida?
Es una pregunta que, en alguna oportunidad, seguramente todos nosotros nos hemos hecho. También se ha hizo el doctor Viktor Frankl, un gran siquiatra austríaco. Nada más que él se la hizo en la peor de las circunstancias que una persona puede tener: se la hizo durante su cautiverio en un campo nazi de concentración.
¿Quién puede encontrarle sentido a la vida en un campo de concentración nazi?
Posteriormente escribió un libro que se llama “El hombre en busca de sentido”, en el que descubre la clave de ese sentido de la vida: tener un propósito. Y fue a través de tener un propósito como el doctor Frankl pudo sobrevivir ese horrendo campo de concentración.
Hoy, gracias a Dios, nos encontramos haciéndonos la misma pregunta pero en una celebración. En una celebración a la trayectoria, que como José Miguel nos dijo, forma parte integral de la cultura de Progreso; de su Agenda de Liderazgo; de sus valores del Código de Valores, Ética y Conducta.
Y de acuerdo con nuestro eje de Reconocimiento, de nuestra Agenda de Liderazgo:
“Valoramos y reconocemos la trayectoria de los colaboradores con un evento que involucra a las familias que son clave para un desempeño superior de nuestros colaboradores.”
Así es como vivimos en Progreso, con fidelidad, el eje de Reconocimiento de la Agenda de Liderazgo: en familia, para reconocer el aporte que nuestra familia biológica le da a nuestra Familia Progreso.
El Santo, José María Escrivá de Balaguer, nos invita a encontrar ese propósito de la vida cuando nos dice:
“Que tu vida no sea una vida estéril. ¡Se útil! Deja poso. Ilumina con la luminaria de tu fe y de tu amor.”
Esta es nuestra familia. La que por 15, hasta por 35 años hemos convivido con ella y está acá presente; en esos mensajes de amor que nos dieron nuestros familiares, pero también en ese reconocimiento que ustedes van a encontrar en sus llaves USB, que sus compañeros de trabajo y sus jefes les mandan con todo amor y con todo cariño; como nos gusta vivir nuestra vida en Progreso.
Cumplir 35 años o 15 años representa eso que Monseñor Escrivá nos dice: “sean útiles”. Pero no sólo sean útiles en el sentido económico de la palabra sino también en el sentido humano de la palabra.
El Líder Progreso se ha caracterizado por aportar la milla extra; no sólo dentro de su trabajo sino también en su familia y en su comunidad. Y por eso es tan importante, para nosotros, tener esta celebración en familia, con ustedes, con sus compañeros, con sus jefes, con nuestra Junta Directiva. Así es como se viven y se modelan los valores de Progreso.
Todo en la vida tiene un propósito. Este acto tiene un propósito.
Saben que no soy ingeniero, pero, como dice el refrán: “algún día seré colocho, dijo el güisquil…”
A mí me tocó vivir la construcción de Planta San Gabriel y cuando visitaba su construcción con Heber Barrios, nuestro gerente de planta, le preguntaba – Heber, ¿esto para qué sirve?
El me respondía pacientemente “esto sirve para sacar los gases.”
“A qué interesante… entonces sirve para algo, no es adorno”
“No… no es adorno – me respondía – si esa cosa cuesta tanto…”
Y luego me volteaba con nuestro gerente financiero y decía: “Jorge [Mena] estás seguro de que esa cosa cuesta todo eso?”
Todo tiene un propósito, todas esas maquinarias que vemos, hasta pintar nuestros camiones de Mixto tiene un propósito: posicionar nuestra marca en la mente de nuestros clientes y consumidores como la marca líder que es, gracias al esfuerzo de ustedes.
Así que el sentido de la vida es descubrir ese propósito.
Interesantemente otro gran sicólogo canadiense, el Doctor Jordan Peterson, nos dice que, contrario a lo que muchas personas pueden creer, el propósito de la vida no es ser feliz. Y no puede ser, ser feliz, a pesar de que hoy estamos celebrando y que todos los días llegamos felices a trabajar. Ese no puede ser el propósito, porque el día que no seamos felices… que ese día viene… porque hemos reído pero también hemos llorado también en familia, en Progreso… Ese día no puede ser que la vida haya dejado de tener propósito.
Tiene que ser un propósito que permanezca en el tiempo y que nos una. Por eso creo en el valor del sentido de la vida que nos da el propósito de Progreso: “construir JUNTOS el país en donde TODOS queremos vivir”.
Ese sí es un propósito por el cual vale la pena vivir. Ese si es un propósito que le puede dar sentido a nuestra vida. Porque entonces, en medio de las alegrías y las tristezas, de la prosperidad o las durezas que nos presentará la vida, ese propósito nos dará el norte para poder levantarnos y continuar construyendo nuestro país, nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra Familia Progreso.
No puedo dejar de sentirme emocionado al ver a cada uno de ustedes; a sus familias felicitándolos por esta enorme trayectoria que han tenido. ¡Muchas gracias de corazón! Porque las generaciones pasadas tendrán la gran satisfacción de entregar una mejor empresa, una mejor familia, una mejor comunidad a las generaciones futuras.
Yo me incluyo dentro de las generaciones futuras. Todavía no llego a 15 años, pero llegaré… Llegaré, y en ese momento me sentiré tan orgulloso como ustedes de poder amanecer hoy, verme al espejo y decir: “¡vamos bien! Y falta mucho todavía por hacer”.
Y en ese sentido, quiero cerrar estas palabras, antes de nuestro brindis, de la manera que Jesucristo concluyó su gran sermón de las bienaventuranzas:
“Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de la mesa sino en el candelero y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz, delante de los hombres, para que sean vuestras buenas obras las que glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Gracias por todas esas buenas obras a lo largo de todos estos buenos años. Y vamos firmes a cumplir con nuestro propósito trascendente.
¡Felicitaciones a todos!